¿Patinar sobre hielo natural? "Mis hijos jamás experimentarán eso."

Iban camino a Legoland. Pero Reem Aufi (30), de Omán, paseaba con su hija Basma (5) frente al Kurhaus, donde se inauguró una pista de hielo ese mismo sábado. Ahora Basma patina sobre hielo artificial con patines de doble cuchilla, vestida con un mono vaquero y las rodillas al descubierto. Hoy no irán a Legoland.

Hace calor y sol para ser noviembre; hoy en La Haya se alcanzan los 15 grados centígrados. Alrededor del mediodía, la gente disfruta de un café al sol junto a la pista de hielo, sin abrigo. Coronas navideñas cuelgan del toldo que cubre la pista de 600 metros cuadrados. Esta pista de hielo abre todos los años este fin de semana, comenta Johnny Lammers, empleado de la empresa familiar Entrada. «Ahora la gente ya se está contagiando del espíritu navideño». Filas de patines azules de alquiler se alinean en estantes de madera. La entrada cuesta 7,50 €, y el alquiler de patines, 12,50 €.

La mayoría de las pistas de hielo temporales abrirán más tarde, como las de Brink en Laren (Holanda Septentrional, 22 de noviembre) y la del centro comercial de Amstelveen (29 de noviembre). El Museo al Aire Libre de Arnhem decidió hace dos años cerrar su pista de hielo exterior. Un portavoz declaró entonces a De Gelderlander que una pista de hielo ya no era apropiada «en un momento en que queremos ser sostenibles».

El calor supone un reto para las pistas de hielo. En 2014, la pista Jaap Eden de Ámsterdam tuvo que cerrar apenas una semana después de su inauguración. En octubre, la temperatura alcanzó los 17 grados centígrados. El calor no es un problema para esta pista, afirma Lammers, quien atiende a un padre y su hija. «Nuestra máquina de refrigeración mide la temperatura automáticamente y ajusta la cantidad de frío necesaria para mantener el hielo en perfectas condiciones». Esto a veces consume más electricidad, «pero otros días consume menos». ¿Y el medio ambiente? «No lo sé», responde Lammers. La empresa propietaria de la pista también posee varios restaurantes y cafeterías en los alrededores. Sus calefactores de terraza están apagados.

El estudiante Rubén ("21 años, prefiero no dar mi apellido, no se sabe qué tipo de artículo será") se desliza hacia atrás sobre el hielo a gran velocidad. Vive cerca y viene todos los años. Consulta en línea cuándo abre la pista. Como residente de La Haya, nunca ha patinado sobre hielo natural y no espera hacerlo pronto. "Desde luego que no en La Haya". Conoce a otros patinadores en la pista, a quienes no ve el resto del año.

El número de días con hielo está disminuyendo.

Rubén probablemente tenga razón. El número de días con hielo —en los que la temperatura se mantiene bajo cero durante todo un día— ha ido disminuyendo desde la década de 1960, según indica el KNMI en su sitio web . «Hace sesenta años, teníamos un promedio de unos 11 días con hielo al año, pero hoy en día solo hay un promedio de tres. En 2023 y 2024, incluso no se registró ningún día con hielo en De Bilt. El último día con hielo fue el 17 de diciembre de 2022».

Durante el día, la pista la usan principalmente niños. Como las hijas de Esma Achahbar (38), de 8 y 12 años. La propia Achahbar patinaba sobre hielo natural de niña en Zuiderpark y Westland. Hoy, llevó a sus hijas a la pista porque quiere que vivan esa experiencia, ya que cree que no volverán a patinar sobre hielo natural. Aun así, guarda sus propios patines y un trineo en el cobertizo, por si acaso.

Tras practicar durante una hora en un tobogán con forma de oso polar, Basma, de cinco años, levanta los brazos y patina a mano alzada. Su madre, Reem Aufi, comenta: «Como madre, hay que tener mucho corazón para ver esto».

energía verde

Remco Koning (45) encuentra "un poco extraño" que siga haciendo tanto calor cuando abre la pista de hielo. "Uno piensa: ¿no será por el calentamiento global?", comenta. Pasa junto a la pista con su hijo y un amigo camino a la playa. Van a volar una cometa, pero también llevan un balón de fútbol y un detector de metales. Vuelan cometas sin importar el clima, pero el fútbol es mejor, dice.

Parte de la pista de hielo se ha habilitado como una pequeña pista de curling. Las piedras rojas y amarillas se deslizan veloces sobre el hielo. Una empresa de flores artificiales lo organizó como parte de una actividad para sus empleados. "Fue maravilloso que hiciera tanto calor", comenta Sjanneke (46) después. "Deberían poner paneles solares en el techo", sugiere una de sus compañeras, "así usarían energía limpia".

Tras unas horas, Rubén se quita los patines. «Pero volveré esta noche», dice. No le molesta el calor. «Se puede seguir patinando sin pasar frío». También sabe que todo ese consumo energético para mantener la pista en funcionamiento no es bueno para el medio ambiente. «No hacer nada es eficiente energéticamente, pero también un estilo de vida minimalista. Veo que patinar aquí alegra a mucha gente».

Con la colaboración de Jonathan Sekeris.